3. Su carácter: Es difícil de definir este punto, pero tiene que ver con lo que inspira la tipografía. Lo agraciado de sus curvas, su sinuosidad.
Para los artistas una escultura puede ser esculpida con cincel, modelada en greda, tallada en madera, forjada en fierro, etc.
Montegrande, es una mezcla de todo un poco, tiene un bello y a veces ingenuo trabajo de curvas (Piececitos de niño, azulosos de frío, ¡cómo os ven y no os cubren, Dios mío!), que se contraponen con abruptos y duros cortes rectos. Cortes que de alguna manera pueden representar la extraña vida de una heroína que como mujer tuvo una vida llena de complicaciones (violaciones, abandonos, fracasos amorosos, etc.).
4. Sus detalles: ¿Qué es lo que hace reconocible y diferenciable una tipografía de otra?. Sin duda la incorporación de ciertos detalles que la hacen particular y distinta al resto de su especie.
Montegrande pertenece a una extraña familia que nunca siquiera supo como autodenominarse: algunos les llaman "las semi serif", otros las llaman las "semisans". Lo importante, es que la tipografía recoge todo lo bueno que puede ofrecer una tipografía de serif (legibilidad, fácil interpretación de caracteres, invisibilidad, elegancia, etc), teniendo una apariencia muy sans serif (tipografías muy versátiles por su bajo contraste, simplicidad de sus formas, etc).
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